La Lanza de Longinos

“Más cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas; Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.”

Evangelio según Juan (19: 33-34)

Era costumbre quebrar las piernas de aquellos condenados a muerte por crucifixión, siendo esta una dolorosa forma de acelerar el fin de su miseria conocida como crurifragium.

Sin embargo, según las Escrituras, para cuando los soldados llegaron a Jesús, él ya había muerto. Para comprobar esto, un centurión romano de nombre Longinos (o Longinus en latín) perforó su costado con la punta de su lanza, y de la herida brotarían sangre y agua. Según algunas versiones, Longinos estaba mal de la vista, y al caer la sangre de Jesús en sus ojos, estos quedaron curados por completo, lo que lo llevaría a declarar: “¡Verdaderamente, este Hombre es Hijo de Dios!”

La lanza perfora el cuerpo de Jesús (Imagen: unpasoaldía)

Sería de esta manera que Longinos pasaría a ser conocido como “el soldado que se convirtió a los pies de la cruz,” o “el primer pagano en convertirse al cristianismo y en un mártir.”

No solo esto, sino que la Iglesia lo elevaría como “San Longinos.” 

El arma que empuñó en aquel entonces también pasaría a ser una leyenda; una reliquia, y una de las más codiciadas.

La Lanza del Destino

La Lanza de Longinos (o del destino) ,es una de las Reliquias Sagradas del Cristianismo, así como el sudario de Oviedo, la corona de espinas, o el velo de Verónica.

Además de haber perforado el costado de Jesucristo, algunas versiones declaran que su asta tiene uno de los clavos de la cruz.

Se tiene la creencia de que aquel que tenga la lanza en sus manos será completamente invencible, y tendrá el destino del mundo en sus manos.

Esta creencia fue la que llevó a figuras como Adolf Hitler a obsesionarse con la lanza, al punto en el que tomó la lanza de Hofburg (una de las tantas supuestas lanzas verdaderas) y ordenó que esta fuera puesta en una iglesia de Nuremberg que se convertiría en un santuario para él y sus seguidores.

Lanza de Viena (Imagen: periodismocatolico)

Sin embargo, otras figuras históricas que según la leyenda han logrado empuñar esta mítica arma, como Carlomagno y Federico I Barbarroja en su Tercera Cruzada, que morirían justo después de accidentalmente soltar la lanza en el campo de batalla.

Cuando los persas tomaron la ciudad de Jerusalén en 615, se rumorea que parte de la punta fue llevada a Constantinopla y de allí a la Basílica de San Pedro dónde está guardada hoy día.

Esta sería solamente la lanza del Vaticano, sin embargo, ya que existen las lanzas de Hofburg (o de Viena), la de Echmiadzin, e incluso la de Ravenscroft

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