Muchas personas dicen que cuando estas a punto de morir ves tu vida pasar en menos de 1 segundo. Otros dicen, que al estar cerca de la muerte empiezas a ver cosas que no están ahi el día de hoy nos enfocaremos en el segundo.

El estadounidense Christopher Kerr (médico y neurocientífico) cuenta que mientras trabajaba en el hospital una de las pacientes llamada Mary estaba en un estado critico se encontraba rodeada de sus hijos, la paciente se sentó en la cama y empezó a mecer sus brazos como si estuviera cargando a un bebé al que llamaba Danny. Nadie sabia por que lo hacia ni tampoco conocían a nadie llamado Danny.

Al día siguiente la hermana de la paciente se presento en el hospital ella contó que Mary había tenido un hijo quien se llamaba Danny, el cual había nacido muerto. Fue tan dolorosa la muerte de Danny, que Mary decidió nunca hablar de él. Esto impresionó mucho a Christopher, quien empezó a interesarse más por el tema.

¿Que sucede cuando estamos en nuestras ultimas semanas de vida?

Christopher dice que al estar investigando sobre los pacientes se da cuenta que los pacientes no sufren de ningún trastorno ni tampoco se cree que sean alucinaciones. Sin embargo, cuando los pacientes empiezan a ver a dichas personas que ya no están con nosotros genera un estado de paz en ellos; además, menciona que cuando las personas están mas cerca de perecer, los avistamientos de personas ya fallecidas aumenta.

Kerr también dice que esta podría ser una forma que tiene el humano para poder tranquilizarse en un estado crítico, haciéndonos ver personas que queríamos mucho en vida; también no pude evitar pensar en gatos cuando leo esto, pues los gatos hacen algo parecido: cuando un gato piensa que puede morir este empieza a ronronear para poder tranquilizarse.

La cercanía a la muerte es tan íntima, que no podemos sino pensar en las personas que ya se fueron para darnos calma en el umbral al siguiente plano. ¿Qué opinas, lector? ¿Conoces casos como los que estudia Christopher? ¡Comparte con nosotros aquí en Revista SOMOS CONALEP! ¡Nos vemos!