¿Alguna vez has escuchado sobre la expresión «No es No»? Esta tiene un transfondo bastante curioso, y una historia relacionada con esta, es la leyenda de Dafne.
Dafne (Daphne) era una joven ninfa hermosa y virtuosa, hija del dios río Ladón, que en la mitología griega representaba el poder y la fuerza de la naturaleza. Criada en el monte Pindo, Dafne era conocida por su belleza y, a diferencia de otras jóvenes que caían en los encantos de los dioses, ella rechazaba completamente las proposiciones amorosas. Esta actitud la hacía única en su tiempo, pues en un mundo lleno de dioses y semidioses que constantemente intervenían en los asuntos humanos, Dafne se mantenía ajena a cualquier tipo de relación romántica.
El mito cuenta cómo Apolo, el dios del sol, se enamora perdidamente de ella. Apolo, conocido por su belleza y habilidades como arquero, salió a cazar y perseguir a una serpiente y, cuando por fin la había alcanzado, notó la presencia de Dafne. Lo cual causó el ser maldecido por Eros, el dios del amor, quien en venganza por un desaire de Apolo hacia él, le disparó una flecha dorada, que lo hizo enamorarse de Dafne. Al mismo tiempo, Eros disparó una flecha de plomo hacia Dafne, que la hizo rechazar todo tipo de amor y huir de él.

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Cuando Apolo ve a Dafne por primera vez, queda tan cautivado por su belleza que, olvidando todo lo demás, decide perseguirla incansablemente. A pesar de sus intentos por escapar, Apolo era más rápido que ella, quien no se cansa de gritarle promesas de amor y súplicas para que lo acepte. Apolo está cegado por su amor y, aunque Dafne le dice claramente que no lo ama, no entiende el rechazo.

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Dafne, por su parte, angustiada por esta situación y sabiendo que no puede escapar de la rapidez de Apolo, comienza a invocar a su padre, el río Ladón, pidiendo su ayuda para liberarse de la persecución. Su ruego es escuchado, y en el momento en que Apolo está a punto de alcanzarla, el padre de Dafne la transforma en un laurel, un árbol con hojas que nunca perderían su frescura. La metamorfosis de Dafne la salva, pero la convierte en una estatua vegetal, una figura inanimada y serena.

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Al ver que Dafne ya no puede ser tocada, Apolo, devastado se aproxima a ella y, lamentando su pérdida, declara que, aunque su amada se ha convertido en árbol, su nombre y su esencia vivirán para siempre. En honor a ella, Apolo toma ramas de laurel y las coloca sobre su cabeza como un símbolo de victoria y de perdón. Desde ese momento, el laurel se convierte en la planta sagrada de Apolo, quien lo utiliza en sus coronas y lo asocia con el honor, la sabiduría y la inmortalidad.

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Reflexiones sobre el mito
La leyenda de Dafne no solo es una historia de amor frustrado, sino también una reflexión sobre los límites del deseo y la intervención de los dioses en los asuntos humanos. Apolo, por ser y sentirse un dios poderoso, es incapaz de comprender o aceptar el rechazo, lo que refleja una de las principales características de los dioses griegos: su falta de empatía y su tendencia a imponer su voluntad sobre los mortales, sin importar las consecuencias.
La historia de Dafne también ha reflejado una metáfora de la lucha interna entre los deseos humanos y el simplemente no poder. Su metamorfosis representa la resistencia a un amor no correspondido y que no se puede controlar ni poseer, lo cual llega a dañar demasiado a la mente tanto del no correspondido como del acosado.
Hasta aquí llegamos con el mito, el cual nos deja una enseñanza de cuándo tenemos que parar. Espero te haya gustado esta historia tan trágica de desamor y no te olvides de visitarnos en la página de Revista Somos Conalep. Aquí termina mi relato. ¡Nos vemos luego!

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