Hace aproximadamente un siglo, los científicos se esforzaban por conciliar lo que parecía una contradicción en la teoría de la relatividad general de Albert Einstein.

Einstein creía que el tamaño y la forma actuales del universo eran, más o menos, los mismos de siempre.

Pero cuando los astrónomos observaron en el cielo nocturno galaxias lejanas con potentes telescopios, vieron indicios de que el universo era cualquier cosa menos eso.

Los científicos no tardaron en darse cuenta de que la teoría de Einstein no afirmaba que el universo tuviera que ser estático, sino que también podía apoyar un universo en expansión.

Los científicos usando las herramientas de Einstein pudieron crear nuevos modelos que demostraban que el universo era, de hecho, dinámico y evolucionaba.

Es difícil imaginar que algo tan grande como el universo no tenga un centro, pero la física dice que esa es la realidad.

El espacio entre las galaxias

Para entender mejor definamos que es expandir.

La palabras expandir significa que algo está creciendo.

Expansión también podría significar que «todo se aleja de nosotros«, lo que también es cierto en relación con el universo. Si apuntamos un telescopio a galaxias lejanas, todas parecen alejarse de nosotros. Es más: cuanto más lejos están, más rápido parecen moverse.

Esas galaxias también parecen alejarse unas de otras. Así que es más exacto decir que todo en el universo se está alejando de todo lo demás, todo a la vez. Esta idea es sutil pero fundamental.

Pero no son tanto las galaxias las que se alejan unas de otras, sino el espacio entre ellas, el tejido del propio universo, que se expande a medida que pasa el tiempo.

Una analogía común es imaginar que se pegan unos puntos en la superficie de un globo. Al irlo inflando, éste se expande y, como los puntos están pegados a la superficie, se alejan.

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