El acero de damasco o también llamado acero damasquino, es un acero empleado y elaborado en oriente medio para la fabricación de espadas desde 1100 hasta 1700.

Las espadas y navajas de damasco eran legendarias por su casi «filo eterno«. La técnica de fabricación de esta es un debate hoy en día por los metalúrgicos especialistas en la fabricación de acero. Estas espadas eran conocidas por los patrones de sus hojas. Hoy en día, este acero se implementa en cuchillos de alta calidad.

Las espadas de damasco fueron creadas en vecindades de Damasco, Siria, en un periodo que va desde el año 900 hasta 1750. El damasco era una aleación que tenía el poder de ser duro y flexible a su vez, está combinación lo convertía en un material muy especial para una buena espada.

Se dice que las primeras espadas adamasquinadas fueron descubiertas por los europeos durante las cruzadas, en ese momento se ganaron su reputación de poder cortar una roca sin perder su filo o de cortar un pedazo de seda en el aire.

Los herreros de la India en el año 100 a.C desarrollaron una técnica conocida como acero de wootz que consistía en hacer un acero con muy poco carbono en una pureza desconocida para su época, también se añadía cristal en el proceso de fundición del hierro y era calentado por carbón vegetal. El cristal hacia flotar las impurezas a la superficie una vez que estaba en proceso de enfriamiento. Miles de acerias se encontraban en Samanalawewa en Sri Lanka que hacían acero al carbón

Hasta el año 300 d.C., los hornos de acerias se ubicaban de tal forma que los vientos del oeste (monzones) provocaban la succión necesaria para poder calentar los hornos y así fundir los materiales.

El proceso de como se hacían las espadas de acero de damasco es casi desconocido ya que con el tiempo se fue perdiendo o distorsionando el proceso y hoy en día es poco lo que se sabe al respecto pero eso no quiere decir que las espadas y las navajas de damasco eran asombrosas.